Moda alimentaria: de lo prehispánico a nuestros días ~ Mira tu México

jueves, 23 de diciembre de 2021

Moda alimentaria: de lo prehispánico a nuestros días

La doctora Cristian Jiménez explicó que en la época prehispánica la alimentación en México se basaba en maíz, amaranto, chile, aves y pescado, hervido o tostado.

Moda alimentaria: de lo prehispánico a nuestros días
De acuerdo con la doctora Cristian Jiménez Martínez, una gran parte población consume carbohidratos y grasas saturadas en cantidades altas, pero también está otra parte que ya piensa más lo que come y que hace uso de semillas, cereales, leguminosas, frutas y hortalizas.

Durante el seminario virtual Amaranto, cultivo ancestral con propiedades bioactivas, de El Colegio de la Frontera Sur Unidad Villahermosa, la doctora consideró que esta discrepancia se ha venido generando a través del tiempo, pues en la época prehispánica y hasta la llegada de los españoles, la alimentación de los mexicanos se basaba en maíz, amaranto, chile, aves y pescado; y no se utilizaban los alimentos fritos, todo se consumía hervido o tostado. 

"En la época actual hay dos tendencias: la rural, en donde su alimentación está basada en el maíz y sus derivados, carne quizás una vez al mes, y hacen uso de sus cosechas y autoconsumo de sus cultivos; y la urbana, que está basada más en cultivos industrializados, en comidas rápidas o en la necesidad de desplazarse, de hacer rápido las cosas, de tener más tiempo para trabajar. 

“Entonces hacemos uso de esas comidas que tienen alta concentración en calorías, pero también hacemos uso de otros alimentos variados. México cuenta con una gran diversidad de productos de origen vegetal que nos permiten ir variando nuestra alimentación, porque todo el año tenemos frutas, hortalizas, cereales. Esto se debe a los diferentes climas que tiene México”, destaco Cristian Jiménez.

En este contexto, la doctora explicó la evolución de las tendencias del consumidor, la cual inició como una necesidad, es decir, se come para sobrevivir. Posteriormente, se llegó a la etapa en que no solamente se come por comer, se come por placer

“Después llegó la tendencia de los alimentos sin; y empezaron a salir alimentos que no tenían grasa o carbohidratos, en los que se usaban sustitutos de estos dos compuestos, con el fin de disminuir el contenido de calorías. Pero no nos habíamos puesto a pensar que estos también pueden llegar a causar problemas”, aseveró la doctora.

Entonces llegó la tendencia de los alimentos con, los cuales contienen antioxidantes, vitaminas, minerales, así como diversos compuestos o péptidos, por ejemplo, que son parte de las proteínas y que contribuyen a prevenir algunas enfermedades crónico degenerativas, las cuales se generan a través del tiempo y se manifiestan, sobre todo, en los últimas etapas de la vida, como: problemas cardiacos, elevación del colesterol y triglicéridos.

“En esta etapa se buscan los alimentos que ayudan a tener un buen estilo de vida. Para esto se ha desatado la moda de los alimentos funcionales. Todos esos alimentos que ayudan a prevenir diversas enfermedades. Entre estos se encuentran los cereales, todas las frutas, leguminosas y algunas oleginosas, tubérculos; y entre estos se encuentra el amaranto”, refirió Cristian Jiménez.

AMARANTO

Respecto al amaranto, la doctora Cristian Jiménez destacó que “el amaranto es un seudo cereal, porque se parece a los cereales pero no es un cereal, es de la familia de las amarantáceas y es un cultivo que desde antes de la conquista se sembraba en México, se cultivaba y se consumía […] Los antiguos pobladores lo consumían porque les proporcionaba energía y esa energía proporcionaba como alegría y de ahí se derivó el término del dulce que comemos que se llaman alegrías”.

De hecho, la forma más común del amaranto es la alegría mezclada con otras semillas como las pepitas, o bien, con pasas, nueces o cacahuates. “El amaranto se utiliza, principalmente, para hacer dulces y botanitas y menos comúnmente se utilizan en las tostadas o en algunos otros productos como las tortillas”. 

Incluso, se comen las hojas del amaranto como los quelites, las cuales tienen una alta concentración de proteínas; y el amaranto también se ocupa en forma de harina para elaborar diversos alimentos como tamales o atole. Sin embargo debido a que su consumo es muy bajo, los productores siembran muy poca cantidad de amaranto, agregó la doctora Cristian Jiménez.