A nivel nacional se cuenta con más de 500 especies comestibles como chapulines, hormigas, chicatanas y escamoleras, ahuautle, gusanos rojos y blancos de maguey, periquitos de aguacate, entre otros.
De acuerdo con la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio), al consumo de insectos como parte de la dieta humana se le conoce como entomofagia, siendo México el país a nivel mundial que tiene más insectos incorporados a su cocina como parte de la dieta tradicional y cotidiana desde épocas remotas.
De tal manera que se cuenta con más de 500 especies comestibles, entre ellos: chapulines, hormigas, chicatanas y escamoleras, ahuautle, gusanos rojos y blancos de maguey, jumiles y xahues, toritos, periquitos de aguacate, frailecillos y grana cochinilla, así como las mieles que proveen las abejas.
Además, sus diversas formas de preparación se han enriquecido por el intercambio cultural desde tiempos prehispánicos y virreinales, lo que ha contribuido a la creación de numerosos platillos que forman parte de la cocina mexicana, reconocida como patrimonio cultural inmaterial de la humanidad.
Otro aspecto importante es que el cultivo y recolección de los insectos como alimento está profundamente ligado a los territorios y saberes tradicionales de los pueblos indígenas y campesinos del país.
Sin embargo, así como otras especies, los insectos se encuentran en amenaza constante por el uso excesivo de herbicidas e insecticidas en el sector agrícola, así como por la pérdida de territorios, la contaminación de los ecosistemas, el crecimiento de las ciudades, los monocultivos y la tala de bosques.
Fuente: Conabio
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