Investigadores desarrollaron un abono orgánico peletizado con estos residuos como alternativa para los productores y para evitar que se conviertan en un problema de contaminación ambiental.
Con el objetivo de aprovechar los residuos de jitomate y chile que se generan en los campos de cultivo y evitar que se conviertan en un problema de contaminación ambiental, investigadores de la facultades de Química e Ingeniería de la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ) desarrollaron un abono orgánico peletizado con estos desechos agroindustriales.
Al respecto, la investigadora de la Facultad de Química de la UAQ que encabeza esta iniciativa, Claudia Gutiérrez Antonio, explicó que en México se producen aproximadamente 76 millones de residuos agroindustriales al año y muchos de ellos no son utilizados porque ya no representan ningún valor para los productores, lo que genera que se acumulen y se conviertan en un problema de contaminación ambiental.
Por tal motivo, esta iniciativa busca que la gente del sector los aproveche y les represente otra fuente de ingresos económicos, además de producir un abono orgánico que no tenga un impacto ambiental significativo, porque “la gran mayoría de los abonos que existen en el mercado se elabora con otros procesos que dejan una huella de carbono (C) importante, y que algunos de sus elementos como el nitrógeno (N) y el fósforo (P) son más difíciles de conseguir”.
¿CÓMO DESARROLLARON ESTE BIOABONO?
La doctora Claudia Gutiérrez detalló que el proyecto lo iniciaron en el campus Amazcala, debido a que cuenta con invernaderos donde producen jitomate y chile, de donde tomaron los residuos de esas plantas, así como los productos que no cumplían con los estándares de calidad.
“Esa materia prima se dejó secar a la intemperie por 15 días para después someterla a un proceso de peletizado —o aglomerado— y una caracterización del abono, para conocer sus propiedades respecto a las normas internacionales que, por cierto, se cumplieron en su totalidad”.
El resultado fue un bioabono inocuo, que para su producción no requiere químicos o aglomerados, y cuyo proceso es muy sencillo de implementar, porque sólo se requiere un secador para las plantas, que puede ser solar, y la máquina peletizadora que no es muy costosa, subrayó la investigadora.
En tanto, “la proyección a futuro es explorar otro tipo de residuos que se generan en el campus para ver la posibilidad de hacerlo más variado y llevar a cabo la transferencia del conocimiento con un beneficio social”.
Cabe destacar que en el equipo de trabajo colaboran la maestra Inés Ríos Badrán, los doctores Juan Fernando García Trejo y José Santos Cruz, así como los ingenieros Daniel Trejo y Jorge Cruz; mientras que este proyecto nace al interior de la convocatoria de Productos 100% UAQ, impulsada por la Facultad de Ingeniería.
Fuente: Conacyt
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