México ante los Organismos Genéticamente Modificados ~ Mira tu México

lunes, 23 de enero de 2017

México ante los Organismos Genéticamente Modificados

ENTREVISTA (Parte 2). La doctora Rosa Luz González explicó que el país debe mantenerse en precaución; se debe analizar caso por caso; y se debe exigir un etiquetado de los alimentos que son transgénicos para que la población elija.

Ante el interés de México por los Organismos Genéticamente Modificados (OGM), lo cual quedó demostrado, el 3 de enero de 2017, con la publicación en el Diario Oficial de la Federación del proyecto de norma oficial mexicana que establece las características y requisitos que deberán contener los estudios de evaluación de los posibles riesgos que la liberación experimental de OGM, y ante la posibilidad de que el país incremente su producción, genera preguntas como:

¿Qué es un Organismo Genéticamente Modificado?, ¿cuántos tipos de OGM existen?, ¿son lo mismo un OGM y un transgénico?, ¿cómo deberían las instituciones gubernamentales manejar esta situación?, ¿qué postura debería tener la población ante los OGM?,¿cómo saber si los productos o alimentos empaquetados son transgénicos?

Al respecto, la doctora Rosa Luz González Aguirre, profesora e investigadora en el Departamento de Sociología, en el área de Impactos Sociales de la Biotecnología de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), Unidad Azcapotzalco, aclara en entrevista para Mira tu México, éstas y otras preguntas para ampliar nuestro panorama respecto a los OGM.

“De acuerdo con la Ley de Bioseguridad de Organismos Genéticamente Modificados, cualquier organismo vivo, con excepción de los seres humanos, que ha adquirido una combinación genética novedosa generada a través del uso específico de técnicas de la biotecnología moderna es un Organismo Genéticamente Modificado”.

Por ejemplo, “las primeras plantas transformadas por estas técnicas y que son las que se comercializan ampliamente en varios países, utilizan combinaciones genéticas que provienen de especies distintas al receptor, a estas combinaciones genéticas se les llama transgenes y a los Organismos Genéticamente Modificados se les ha denominado transgénicos”, explicó.

Los transgénicos tienen genes que son ajenos al material genético normal que tiene la planta. Por ejemplo, las plantas resistentes al ataque de insectos a las cuales se les inserta un gen de una bacteria, el Bacillus thuringiensis, que expresa una proteína tóxica a ciertos insectos, pero no a los humanos. 

Posteriormente, se desarrollaron plantas genéticamente modificadas utilizando genes encontrados en la misma especie de plantas o de especies que pueden cruzarse de manera natural, a estos procedimientos se les llama cisgénesis. Los cisgénicos son los que tienen genes de la misma especie, es decir, no son transgénicos, y aunque su desarrollo tuvo como motivación mejorar la percepción pública de los transgénicos, prácticamente no han sido comercializados. 

Por otra parte, la doctora Rosa Luz González dijo que actualmente existen nuevos métodos que pueden complementar y ampliar el universo de organismos genéticamente modificados, como la edición de genes; “sobre eso no tenemos nada, muchas de las transformaciones son indetectables, pero se tendrían que evaluar de igual manera”.

Detalló que entre los países que están trabajando con la edición de genes se encuentran los más desarrollados como Estados Unidos, Alemania y China; pero también otros países, México incluido, porque la técnica es más precisa, más barata y más eficiente.

Por todo lo anterior, González Aguirre destacó “que ya no se debe considerar a un transgénico como sinónimo de un Organismo Genéticamente Modificado […] La evolución del conocimiento en mejoramiento genético y en sus herramientas ha dado como resultado que ahora el término transgénico más que sinónimo de Organismo Genéticamente Modificado deba ser considerado como un subconjunto de estos”.

¿Qué postura debería tener México ante los transgénicos?

La investigadora en el Departamento de Sociología, María Luz González, consideró que como país, la postura que México debería tener ante los transgénicos es la que ha mantenido hasta la actualidad: Con el principio de precaución como base. 

“Es importante realizar las evaluaciones caso por caso. Los transgénicos son una de las tantas modificaciones genéticas cuya comercialización puede ser propuesta: En un futuro podemos tener solicitudes de organismos modificados genéticamente que no sean transgénicos. Por ejemplo, cisgénicos u organismos editados genéticamente. Se debe revisar la base regulatoria a la luz de estos avances y generar las capacidades necesarias”.

Incuso, algunos expertos consideran que deberían de evaluarse todos los organismos modificados genéticamente aun y cuando hayan sido utilizadas técnicas tradicionales, “porque al hacer una modificación genética, hay variaciones, y puede ser que se sobre-produzca una sustancia que pueda generar una mayor toxicidad aunque antes haya sido comestible, o una sustancia no deseada”, refirió la experta.

Además, a pesar de que México desde 1996 siembra algodón transgénico resistente al ataque de insectos primero, resistente a insectos y tolerante a herbicidas actualmente,  no está preparado para seguir recibiendo transgénicos.

Esto, “en el sentido de que aunque se tiene un marco regulatorio, una ley e instituciones relacionadas con bioseguridad, que tienen acceso a grupos de científicos con capacidad para realizar evaluaciones ex ante y aconsejar sobre riesgos y beneficios de cualquier cultivo transgénico, hay poca investigación posterior acerca de los efectos que se están presentando o que se pueden presentar en cuanto a aparición de resistencias en insectos blanco o efectos en organismos no objetivo, los cuales además pueden cambiar en el tiempo”.

En el caso del algodón no se están realizando investigaciones sobre cuestiones de bioseguridad; por otro lado, también se requiere generar capacidades de consulta entre las comunidades que pueden verse afectadas, y deben analizarse los problemas socio ambientales, los cuales tienen que ver con el contexto de utilización. 

“Creo que además de las evaluaciones ex ante, debe haber un seguimiento del Organismo Genéticamente Modificado a nivel ambiental y ver sus efectos en la salud, no sólo a corto plazo. No estoy en contra de la tecnología, creo que tiene que evaluarse caso por caso a nivel de producto”, aclaró la doctora González Aguirre.

¿Qué postura debe mantener la población mexicana?

La doctora de la UAM, María Luz González, manifestó que un primer mensaje a la población mexicana es “que tenemos que organizarnos y exigir que haya etiquetado”, considerando que habrá quienes tienen miedo de consumir transgénicos, pero al no estar etiquetado el producto lo consumirán sin darse cuenta.

“Perdimos la batalla hace tiempo, pero podemos volver a dar una pelea. La perdimos en 2005 cuando se eliminó de la ley de bioseguridad y Organismos Genéticamente Modificados, la cuestión del etiquetado; pero el etiquetado es fundamental, porque no podemos saber a largo plazo qué es lo que pueda pasar con nuestro organismo”.

Lo anterior, debido a que actualmente “sabemos que a corto plazo, hay evaluaciones recientes qué dicen que en el caso de los transgénicos no hay efectos en la salud, pero no hay estudios específicos para nuestras condiciones y para la manera en que nosotros consumimos el maíz a lo largo de nuestra vida, los estudios son a corto plazo, debiera haber estudios a largo plazo”, agregó.

¿Qué postura debería mantener el sector agropecuario?

“A los que ya siembran OGM autorizados (el algodón se siembra desde hace 20 años),  que se organicen y presionen a las autoridades de sanidad vegetal para que se realice investigación sobre cómo se está comportando el cultivo; y por otro lado, que presionen para que nuestras instituciones de investigación generen los cultivos con las características que ellos requieren, ya sea con transgénicos, con cisgénicos, con edición de genes o con mejoramiento genético normal”, detalló la doctora María Luz González.

Asimismo, consideró de suma importancia estar atentos a la presencia de efectos inesperados, como fue el caso de la soya transgénica en la Península de Yucatán, la cual está afectando la producción de miel de exportación, una actividad bien establecida a cargo de comunidades locales.  

Entonces, ¿son buenos o malos los OGM?

Ante el panorama de los OGM en el país, la investigadora en el área de Impactos Sociales de la Biotecnología de la UAM, González Aguirre, dijo que el hecho de catalogarlos como peligrosos o controlables depende del Organismo Genéticamente Modificado y de cómo se utiliza. 

“Hay organismos transgénicos que son, desde mi perspectiva realmente peligrosos, como es el caso de los cultivos biofarmacéuticos. Se trata de plantas que han sido transformadas por técnicas de ingeniería genética para producir sustancias de interés farmacéutico. La planta transformada puede producir sustancias de interés farmacéutico, vacunas o fragmentos de las mismas, por lo que puede ser considerada como un ‘reactor industrial’ y puede ser cultivada a cielo abierto, donde, dependiendo de la planta transformada, puede llegar a representar riesgos muy grandes”.

La doctora ejemplificó que hace ocho años científicos de 40 laboratorios de investigación en el mundo acordaron enfocar sus esfuerzos de investigación en cultivos farmacéuticos en una sola planta: el maíz. “Además,  decidieron expresar los compuestos de interés farmacéutico en el grano del maíz, por la estabilidad que adquiere la sustancia de interés en dicha parte de la planta, esta decisión sigue en pie. Hace pocos meses estuve en unos laboratorios de investigación universitarios en Italia y estaban desarrollando maíces biofarmacéuticos”. 

En este contexto, la investigadora consideró que “aparentemente no estaban enterados de los riesgos que un maíz biofarmacéutico pueda representar para nosotros ante una contaminación genética, o en caso de que el maíz biofarmacéutico se desviara inadvertidamente a nuestra cadena alimenticia”.
Por tal motivo, recalcó la importancia de determinar que hay cultivos transgénicos que son más riesgosos que otros. “Hay cultivos como los que resisten el ataque de insectos que benefician claramente al medio ambiente ya que se disminuye la cantidad de insecticidas necesarios, se ahorran costos de producción”.

Asimismo, existen “protocolos que permiten evaluar ex ante los posibles riesgos, pero siempre hay que estar preparados para efectos no esperados. Es importante destacar que los riesgos se incrementan si no existen las capacidades locales para el manejo y monitoreo adecuados de los cultivos”, agregó María Luz González Aguirre.

Fuente: Mira tu México