La Sader explicó que utilizar las tecnologías de inoculación, clásico, de inundación, y de conservación, no afectan la producción agrícola, el medio ambiente ni la salud pública.
De acuerdo con la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader), el control biológico de plagas en los cultivos consiste en aprovechar a los enemigos naturales de las plagas para reducir sus poblaciones sin afectar la producción agrícola, el medio ambiente ni la salud pública, y para ello, existen cuatro métodos: inoculación, clásico, de inundación, y de conservación.
El método de inoculación consiste en introducir al cultivo insectos y ácaros (útiles, beneficiosos y enemigos naturales), en número reducidos, para que con el tiempo se reproduzcan con el fin de controlar la plaga a corto plazo y erradicarla a largo plazo.
En el método clásico se introduce un agente control para la erradicación del organismo a largo plazo, de esta manera, se libera el parasitoide y predador con la intención de controlar a los insectos y microorganismos.
En el método de inundación también se utilizan organismos vivos para controlar plagas, pero con la diferencia de que se introduce una gran cantidad de organismos y crías; mientras que el método de conservación, aunque es más extenso y lento, es un método seguro y puede usarse previo a la preparación del cultivo.
Por ejemplo, en México se cuenta con el Centro Nacional de Referencia de Control Biológico, que proporciona tecnología alternativa al uso de plaguicidas químicos y contribuye con programas y campañas fitosanitarias en las que se promueve el uso de organismos benéficos.
La Sader explicó que caso contrario a estos métodos naturales, son los insecticidas que además de no terminar en su totalidad con las plagas, colateralmente matan a los organismos benéficos de los cultivos que se encuentran en la tierra e infectan el cultivo.
Fuente. Seder
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