Semarnat explicó que Echinocactus platyacantus tarda en crecer por las condiciones de estrés de su hábitat, y su demanda para usar acitrón en platillos tradicionales aplaca la amenaza que lo pone al filo de la extinción.
Debido a que el acitrón se incluye en diversos platillos tradicionales mexicanos como chiles en nogada, capirotada, dulces cristalizados o en pan, ejemplares de Echinocactus platyacantus se extraen de su hábitat de manera ilegal para su venta en mercados y centros comerciales, explicó la Secretaria de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat).
Detalló que se trata de una cactácea mexicana que está bajo protección especial de acuerdo con la NOM-059-SEMARNAT-2010, la cual presta enormes servicios ambientales desde retener agua de lluvia mediante el gran entramado de sus raíces, hasta el freno a la erosión y néctar para las abejas y otros insectos polinizadores.
Detalló que el Echinocactus platyacantus es un cacto verde oscuro de bandas rojizo purpúreo en edad juvenil, lana amarillenta abundante de la que emergen flores diurnas, cinco a 60 costillas gruesas y duras, espinas grandes y fruto seco, amarillento, largo y oblongo.
Se le ubica en la Reserva de las Biósfera Tehuacán-Teotitlán, entre Puebla y Oaxaca; en el desierto de Chihuahua; en la región de Tolantongo y Meztitlán, en el Valle del Mezquital, Hidalgo, y en el estado de San Luis Potosí y otros sitios.
Sin embargo, este cacto globoso conocido como biznaga de dulce, tonel o burra, así como otras biznagas nativas de México, tardan de 14 a 40 años en crecer 40 centímetros debido a las condiciones de estrés de su hábitat como sequía, aridez y pobreza de suelos; mientras que las biznagas gigantes alcanzan un metro de altura a lo largo de 200 años.
Por otra parte, durante siglos el dulce llamado acitrón se ha elaborado con el Echinocactus platyacantus lo que aplaca la amenaza que lo pone al filo de la extinción, sumado a que por sus formas y tonos rojos, morados, grises o amarillos, su demanda crece para usarla de ornato.
El biólogo Gabriel Solano explicó que cuando no se da la cosecha, la pobreza induce a los campesinos a la extracción clandestina de la biznaga, y si se extrae desde la raíz se pierden los semilleros para la regeneración de sus poblaciones, siendo que su reproducirlos a escala industrial es todavía misión imposible.
Incluso, la Procuraduría Federal de Protección Ambiental, auxiliada por autoridades policiacas, ha incautado importantes cargamentos de esta planta, debido a que el tráfico ilegal ha prosperado en los estados de Querétaro, Aguascalientes, San Luis Potosí, Zacatecas, Hidalgo, Baja California, Oaxaca y Sonora.
En este contexto, la Semarnat exhorta a preguntarnos si saborear un trozo de acitrón o tener un ejemplar de Echinocactus platyacantus en casa vale el impacto ambiental que se causa al extraer para siempre de su hábitat este vegetal endémico de México.
Fuente: Semarnat
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