El investigador Alejandro Córdoba dijo que actualmente hay menos ejemplares en hábitat acuáticos transformados; ello baja su eficiencia para controlar poblaciones de otros insectos.
El investigador del Instituto de Ecología de la UNAM, Alejandro Córdoba Aguilar, destacó que las libélulas se alimentan principalmente de los mosquitos, pero en hábitats acuáticos transformados se ha visto que su presencia es menor, lo que provoca que su eficiencia para controlar poblaciones de mosquitos disminuya, y eso a su vez contribuye a que las personas se enfermen en mayor proporción por los patógenos virales que portan y que originan por ejemplo, dengue o zika.
En este contexto, consideró de suma importancia realizar cambios en nuestra manera de vivir para cuidar el entorno natural, así como tener una forma más organizada de administrar nuestros recursos, “no sólo porque interesa conservar a este país como megadiverso, sino porque ahora, debido a la desaparición de odonatos nos enfermamos más”.
De no corregirse la situación, “cada vez tendremos menos especies y cuerpos de agua, y más afecciones ocasionadas por mosquitos. El panorama no es alentador”, manifestó el especialista, quien en colaboración con Karina Cuevas Yáñez, Maya Rocha Ortega y Mariana Benítez, del Instituto de Ecología, publicaron en la Revista Mexicana de Biodiversidad, un estudio sobre cómo ha cambiado la diversidad y abundancia de las libélulas, en relación con las transformaciones en los cuerpos agua y el uso de suelo.
Los resultados arrojan que una transformación leve de los cuerpos de agua puede contribuir a la presencia de nuevas especies; pero, si la transformación va más allá de cierto límite se empieza a perder fauna. “Lamentablemente ya se rebasó y estamos perdiendo mucha más de lo que suponíamos”.
Tan sólo, en México, se calcula que existen alrededor de 360 especies de libélulas, de las cuales, aproximadamente 100 están cerca de la extinción. “Estamos perdiendo muchas más de lo que suponemos”, alertó Córdoba Aguilar.
Incuso, de las registradas, se desconoce cuántas ya desaparecieron, en parte porque los muestreos disponibles están incompletos. Si se analizan los datos de algunos sitios en donde la información es más detallada, y que han sido muy dañados, como el sur de Veracruz, la pérdida podría ser de hasta 50% o 60% de las especies, agregó.
“México es un país privilegiado, pues cuenta con gran variedad de odonatos. La cifra exacta se desconoce porque hay sitios en donde probablemente hay especies nuevas, pero debido al mal uso de los cuerpos de agua, podrían estar desapareciendo sin que siquiera sepamos de su existencia”, por lo que es necesario saber cuántas existen y cuántas están en peligro.
Datos relevantes
- Los odonatos incluyen libélulas y caballitos del diablo.
- Las libélulas y caballitos del diablo en general se diferencian porque el tamaño de las primeras es más grande y se desplazan a mayor velocidad y distancia.
- Las libélulas son depredadoras de otros insectos de menor talla, sobre todo, se alimentan de mosquitos.
- Las verdaderas libélulas y caballitos del diablo viven asociados a ríos, lagos, lagunas y casi cualquier cuerpo de agua no salada, en donde depositan sus huevos.
- Las larvas permanecen en esos hábitats días o hasta meses, para después transformarse en adultos y volar.
Fuente: UNAM
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