La Cámara de Diputados estudia una iniciativa para reformar Ley General del Equilibrio Ecológico para evitar cualquier espectáculo público o privado que implique daño o tortura de esa especie animal en cualquier tipo de recinto.
Con el objetivo de regular el trato digno y respetuoso hacia los animales, el 7 de enero el diputado Rubén Ignacio Moreira Valdez planteó reformar el artículo 87 Bis 2 de la Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente, para evitar cualquier espectáculo público o privado que implique daño o tortura de toros en cualquier tipo de recinto.
De tal manera que la iniciativa que impulsa establece la prohibición de inducir, provocar o autorizar la organización de corridas o tientas en donde se lidien toros, novillos, erales, becerros y vaquillas, tanto en la modalidad de a pie como a caballo.
El legislador aclaró que aunque México no cuenta con una ley que proteja a los animales existen diversas disposiciones que establecen el deber de la especie humana de brindarles un trato digno, como Ley General de Equilibrio Ecológico y Protección al Ambiente, por lo que consideró de suma importancia estipular que el gobierno federal, entidades federativas y municipios regulen el trato digno y respetuoso hacia a los animales.
Destacó que el hecho de que la fiesta brava sea una tradición y durante siglos haya sido motivo de diversas expresiones artísticas, nada justifica que se siga celebrando bajo un contexto en el que el pensamiento de la humanidad tiende a reconocer los derechos de los animales y la obligación de tratarlos con dignidad y erradicar prácticas que representen sufrimiento o muerte solo por deporte o esparcimiento.
ARGUMENTOS PARA PROHIBIR CORRIDAS DE TOROS
El diputado Rubén Moreira explicó que de acuerdo con el estudio “Diagnóstico de la Tauromaquia en México”, realizada por el Instituto de Opinión Ciudadana, Estudios Económicos y Sociales del Congreso de Baja California, cada año mueren injustificada e innecesariamente, alrededor de 250 mil toros en todo el mundo, producto de la fiesta brava permitida en los países taurinos.
Incluso, se califica a este espectáculo como cruel y carente de ética debido a la forma en que se tortura al animal durante 15 minutos que dura la corrida. Por ejemplo, la puya o pica, una punta de acero de 14 centímetros de largo utilizada para pinchar al toro, puede penetrar hasta 30 centímetros de profundidad en el cuerpo del animal, perforando el pulmón y causando una terrible hemorragia interna.
Además, las banderillas, arpones de seis a ocho centímetros de largo, desgarran el cuello del toro con cada movimiento que haga mientras los banderilleros las introducen en su cuerpo para mermar las defensas y agilidad del toro, imposibilitándolo para defenderse.
De tal manera que estas armas provocan hemorragias intensas, lesiones de músculos, vértebras y de costillas, lo que causa la insuficiencia respiratoria del toro. La estocada casi nunca lo penetra en el hoyo de las agujas colocadas, sino que lesionan letalmente bronquios, pulmones, esófago y tráquea hasta provocar la parálisis de los nervios y/o hasta que el toro se ahogue con su propia sangre.
Tras estos planteamientos, Rubén Moreira se pronunció a favor de prohibir las corridas de toros en donde lo caballos de los picadores también son sometidos a malos tratos, pues previo al espectáculo se les cortan las cuerdas vocales para que el público no escuche los relinchos y quejidos de dolor, además de que sufren fracturas y destripamientos durante la corrida, por lo cual no sobreviven a más de tres o cuatro de ellas.
Fuente: Cámara de Diputados
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