El Congreso estatal analiza modificar la Ley de Agua Potable y Alcantarillado para regular, promover e incentivar la instalación de este sistema en terrazas de casas rurales y urbanas; en las construcciones nuevas sería obligatorio.
Con el objetivo de mejorar la disponibilidad de agua evitando el acarreo y conducción de la misma, el Congreso del Estado de Quintana Roo analiza una iniciativa de decreto para adicionar tres capítulos a la Ley de Agua Potable y Alcantarillado, en donde se establece la regulación, promoción, organización e incentivación para la cosecha de agua de lluvia en zonas urbanas y rurales del estado.
Además, instituye el establecimiento de ordenamientos para que sea obligatorio que las nuevas edificaciones cuenten con instalaciones y equipamiento para este fin; implementa los ejes principales para formular, ejecutar y vigilar las políticas, estrategias, programas y presupuestos que deberán observar las autoridades para incentivar la cosecha de agua entre la población; y propone la creación del Fondo General de Apoyo a la Cosecha de Agua de Lluvia.
En su exposición de motivos, el diputado Alberto Vado Morales subrayó que el agua pluvial generalmente es de muy buena calidad y sólo requiere de una filtración simple antes de almacenarla. Por ello, su propuesta es avanzar en una idea básica, “establecer un sistema de cosecha de agua que se pueda usar para bañarse, para lavar trastes, ropa, para lo que normalmente usas el agua de la red […] Y avanzar a un sistema que permita su purificación para potabilizarla para consumo humano”.
En el documento de la iniciativa, el legislador también explicó que cosechar el agua de lluvia desde el techo de una casa para beberla o usarla en labores domésticas puede ser una alternativa ante dos fenómenos existentes en Quintana Roo: uno, la escasez de agua por falta de infraestructura y dos, por la gran cantidad de lluvia que tienen en su territorio.
“Muchos de los usos que le damos al agua de red se pueden desplazar con el agua de lluvia. Recordando que cada litro de agua de lluvia que usemos es un litro de agua del subsuelo que no vas a extraer. Y al hacerlo de manera masiva ayudamos a evitar también la deterioración masiva del subsuelo”.
Por ejemplo, un sistema tiene un costo de entre 6 mil y 8 mil pesos, y puede instalarse en hogares que tengan ciertas características, como un techo de cemento, lámina y plástico con una buena pendiente para que el agua corra hacia la cisterna. “Una vez ahí, se usa cloro y filtros para que el agua tenga la misma calidad que la abastecida por la red pública”, refirió el legislador.
En este contexto, recordó que convertir el agua de lluvia en agua bebible es un sistema que fue instalado por primera vez en 2009, en una comunidad de escasos recursos en el Ajusco, y hasta ahora, han sido instalados más de 1 mil de ellos en la Ciudad de México y en una comunidad huichol en Jalisco, así como en comunidades indígenas de Chiapas y Oaxaca.
En el caso de Quintana Roo, a pesar de que cuentan con vastos recursos hídricos, consideró de suma importancia avanzar a que este sistema de agua se convierta en una estrategia de desarrollo y que contribuya a disminuir la cantidad de recursos que tienen que utilizarse para llevar agua potable a todas las regiones del estado.
Fuente: Congreso de Quintana Roo
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