La WWEA y el Grupo Yansa exhortan a compañías a donar turbinas para la granja eólica, a fin de financiar la reconstrucción tras los sismos de septiembre; e involucrarlos en la generación de esta energía.
La Asociación Mundial de Energía Eólica (WWEA), y el Grupo Yansa buscan establecer, junto con las organizaciones locales, un pequeño parque eólico para financiar la reconstrucción dirigida por la comunidad, en comunidades indígenas rurales devastadas tras los sismos ocurridos el 7 y el 19 de septiembre en el sur y centro de México.
Lo anterior, con el objetivo de fortalecer la autonomía y liderazgo de esas comunidades, reduciendo su dependencia y vulnerabilidad; así como servir de modelo para la participación de la comunidad en la energía eólica en países en desarrollo/emergentes; y después del proceso de reconstrucción, destinar las ganancias a la reforestación, dirigida también por la comunidad.
Al respecto, el secretario general de la WWEA, Stefan Gsänger, explicó que después de haber visitado a México, justo en medio de los dos terremotos, para la Conferencia Mexirec (del 11 al 13 de septiembre), sintió la fuerte necesidad de que la comunidad internacional ayude a las personas que resultaron duramente afectados por el desastre natural.
“Creo que nosotros podemos ayudar a esas comunidad de la mejor manera, permitiéndoles hacer uso de sus recursos eólicos locales. Una granja eólica comunitaria en esta área y bajo esas circunstancias podría llegar a ser un modelo no sólo para México y América Latina, también para muchas otras comunidades alrededor del mundo”, agregó.
Por su parte, el director de Yansa, Sergio Oceransky, refirió que Yansa trabaja con comunidades indígenas en el Istmo desde 2008, quienes trabajan arduamente y preservan un extraordinario legado cultural, rico y vibrante.
“Si les damos una oportunidad, ellos florecerán de nuevo luego de una terrible tragedia, provocada por el terremoto. Ahora es el momento de ayudarlos a hacer uso del poderoso viento en su territorio, para proveer los fundamentos para la autosuficiencia, la reconstrucción dirigida por la comunidad y la prosperidad a largo plazo”, manifestó Sergio Oceransky.
Por tal motivo, han extendido una invitación para que las compañías que lo deseen, principalmente fábricas de turbinas eólicas, se unan a esta iniciativa y donen parte o todo el equipo que requiera este proyecto, siendo su prioridad identificar fabricantes dispuestos a proporcionar turbinas eólicas en el rango de 1.5 y 3.5 MW; o bien, donaciones financieras para la construcción.
Las comunidades indígenas afectadas
A través de un comunicado publicado el 29 de septiembre, la WWEA recordó que el 7 de septiembre, el sur de México fue sacudido por un gran terremoto de magnitud 8.2, siendo las comunidades indígenas de Oaxaca y Chiapas, los estados más pobres de México, los más golpeados por el desastre.
Aproximadamente, cien mil familias perdieron sus casas, y la peor devastación sucedió en el Istmo de Tehuantepec, una región indígena donde de acuerdo con figuras oficiales, 50 mil casas fueron destruidas o gravemente dañadas.
Posteriormente, un segundo terremoto, el del 19 de septiembre, devastó más comunidades indígenas en Morelos, Puebla y Guerrero, así como en la Ciudad de México y otras ciudades; pero, las comunidades ubicadas en regiones montañosas remotas, cerca del epicentro, están recibiendo poca atención en medio de una destrucción masiva y de damnificados en centros urbanos.
Además, subrayó que el Istmo Tehuantepec tiene un recurso eólico de clase mundial, en donde se instalaron granjas eólicas totalizando más de 2 mil MW durante esta década; sin embargo, las comunidades indígenas no han sido incluidas aún en el desarrollo de la energía eólica en su territorio, y más familias permanecen en la pobreza.
Fuente: WWEA
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