Durante la conferencia Las implicaciones del subsuelo, el maestro Hugo Sergio destacó que la extracción del agua de los acuíferos es el principal factor que ha originado esta problemática.
En el marco del primer día del XIV Ciclo de Conferencias Alternativas de Solución a los problemas de infraestructura Prioritarios en las Megalópolis, el maestro en Ingeniería Hugo Sergio Haaz Mora, destacó que del año 1900 al año 2000 prácticamente la ciudad se ha hundido 10 metros, lo cual ha sido provocado principalmente por la extracción del agua de los acuíferos.
Describió que de 1861 a 1895, los primeros pozos provocaron hundimientos anuales de cinco centímetros; mientras que de los años 1912 a 1924 se acentuó el desabasto de agua en la región sur de la ciudad y por tanto, se perforaron más pozos. Posteriormente, de 1948 a 1952 aumentaron los hundimientos a 46 centímetros por año; y de 1980 a la fecha, al aumentar la población en la megalópolis (22 millones de habitantes) se agudizó el problema de escasez.
“Si nosotros nos vamos de 1900 a el año 2000 podríamos decir que en 100 años prácticamente la ciudad se ha hundido 10 metros. Anteriormente, la Ciudad de México estaba por arriba de lo que era el terreno del lago de Texcoco”.
Durante su conferencia Las implicaciones del subsuelo de la Ciudad de México en su infraestructura, el maestro Hugo Haaz destacó que el balance hídrico que tenemos actualmente es desfavorable, porque la infiltración al acuífero es menor a lo que se está extrayendo, además de que cada vez se está trayendo más agua de otras cuencas.
“Cuando Nabor Carrillo mencionó que el principal responsable del hundimiento es la extracción del agua del subsuelo, tenía mucha razón, no es el único factor, hay otros factores, pero ese es muy importante”, explicó.
En este contexto, enlistó que la ciudad tiene problemas: hundimientos, zonas minadas, laderas naturales inestables, inundaciones y sismos frecuentes, lo cual “quiere decir que, desde los aztecas nos equivocamos en escoger el lugar adecuado para una ciudad, pero todavía el remate lo dieron los españoles, porque en lugar de irse a otro lado siguieron quedándose en este lugar, y nosotros todavía insistimos en seguir llenando esta ciudad de obras”, haciendo una ingeniería muy cara.
“Tengo mi punto de vista con respecto a la Ciudad de México. La Ciudad de México para mí está colapsada y todo lo que se le haga van a ser remiendos, no hay otra posibilidad, perdimos la posibilidad hace tres, cuatro sexenios cuando hubo aquel programa de descentralización política pero no se llevó a cabo”, manifestó.
Sin embargo, destacó algunas recomendaciones para tratar de atenuar los problemas que se tienen en la ciudad, como: rellenar grietas con inyección de bentonita, renivelar edificios, cimentar edificios con cajones de cimentación, imponer restricciones de construcción en zona de transición, legislar sobre el agua, control de los pozos, planes para inyección de agua de lluvia y mitigar el desequilibrio hídrico, iniciar obras de emergencia para rehabilitar el gran canal de desagüe y terminar el Túnel Emisor Oriente.
Tipo de subsuelo en la Megalópolis
“Si sumamos Ciudad de México y Estado de México prácticamente estamos hablando de que 25% de la población total del país está concentrada en esta megalópolis, es decir la Ciudad de México se convirtió en una megalópolis”, dijo el maestro en Ingeniería Hugo Haaz antes de explicar la geología y morfología del valle de México.
Por ejemplo, la zona estratigráfica que tiene la ciudad tiene características muy variadas: La zona 1 de lomería tiene una topografía poco uniforme, no hay arcillas, el nivel freático está muy profundo y presenta arenas limosas. La zona 2 es la zona de transición, la cual tiene suelos diversos, espesores variables de arcillas, niveles freáticos que llegan hasta los seis metros de profundidad y algunas capas de arena.
La zona 3 o del lago, es la región más desfavorable que tiene la Ciudad de México al presentar arcillas lacustres de origen volcánico, de baja resistencia, de alta compresibilidad, niveles freáticos que en algunos lugares se tienen a flor del suelo, entre uno y cuatro metros de profundidad, así como espesores de arcilla que pueden llegar hasta 70 metros de profundidad.
Respecto a las problemáticas que presenta cada zona, detalló que la zona 1 de lomeríos presenta zonas minadas, es decir cavidades muy variables de uno a tres niveles, muchas de ellas hechas por el hombre, “precisamente para extraer los materiales que se utilizaban en la construcción de la gran Ciudad de México”.
La zona 2 presenta el problema de asentamientos diferenciales, regionales y locales; así como de mantos colgados o acuíferos confinados; mientras que la zona 3, es la que tiene los problemas grandes de asentamientos y aunque es un suelo muy estudiado “es un suelo muy traicionero”, refirió Hugo Haaz.
“El hundimiento actual que a veces hemos llegado a tener en las inmediaciones de la Ciudad de México y el Estado de México llegan a ser de más de 40 cm por año. La estación de Pantitlán por ejemplo, llegamos a medir velocidades de asentamientos de 46 cm por año, sin embargo, el promedio sería de unos 10 cm. En la zona del centro histórico no llegamos ni siquiera a los dos dígitos, ya que el asentamiento que se tiene ahí está muy controlado en el sentido de que ya ha ocurrido un buen porcentaje de consolidación y andamos por los 4, 6 cm por año”, agregó.
Fuente: Mira tu México
0 comments:
Publicar un comentario