La doctora Rebeca Bonilla dijo que las microesferas de alginato podrían contener y administrar las bacterias en forma gradual para los campos agrícolas, además, serían de bajo costo.
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Al respecto, la doctora Ruth Rebeca Bonilla Buitrago, responsable del Laboratorio de Estrés de Suelos de Corpoica, explicó que esta tecnología permite que el biofertilizante (el cual, en estado líquido requiere refrigeración y un tiempo de anaquel de aproximadamente tres meses), contenido en estas microesferas tenga una vida útil de hasta 20 años.
Además, contribuye a la conservación del medio ambiente; al bienestar social, porque se evita la exposición a fertilizantes químicos que en ocasiones son dañinos; y representa un ahorro económico al productor al reducir el uso de fertilizantes químicos.
“Si funcionan correctamente serán accesibles a un costo muy bajo para los pequeños productores agrícolas […], tenemos estimaciones que colocarían el biofertilizante, en comparación con fertilizantes químicos, entre 60 a 70 por ciento más económico para un pequeño productor”.
Respecto a los avances del proyecto, la doctora Thelma Castellanos, coordinadora del Programa de Agricultura en Zonas Áridas del Cibnor, detalló que la primera etapa consistió en mejorar los biofertilizantes a base de las bacterias inoculantes (concentrado de bacterias específicas), como Azotobacter chroococcum, Bradyrhizobium japonicum y bacilos, desarrolladas en estado líquido y conteniéndolas en las microesferas de alginato, para prolongar su deterioro.
En la etapa actual es sobre el análisis de microscopía electrónica de las microesferas que contienen las bacterias inoculantes y su forma de interactuar en el campo, promover el crecimiento de las plantas y reducir contaminación y costos de los productores agrícolas.
El siguiente paso será evaluar la interacción entre las bacterias inoculantes como posibles alteraciones y y los microorganismos presentes en cultivos de interés económico.
Fuente: Conacyt
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